Hardware

¿Por qué no utilizamos distribuciones de teclado ABCDE en lugar de QWERTY?

Imagínate esto: te acercas a un teclado por primera vez en tu vida, dispuesto a escribir tu primer mensaje. Naturalmente, esperarías que las letras estuvieran dispuestas en el conocido orden A-B-C-D-E que aprendiste en la guardería, ¿verdad?

En su lugar, te encuentras con la disposición aparentemente aleatoria Q-W-E-R-T-Y que ha dominado los teclados durante más de 150 años.

Es una pregunta que sigue desconcertando a mucha gente: ¿por qué seguimos atascados con esta disposición arcaica cuando las razones originales de su diseño hace tiempo que quedaron obsoletas? Adentrémonos en la madriguera del conejo de la historia del teclado, la psicología humana y la obstinada naturaleza de los estándares tecnológicos.

Éste es un artículo diferente. Estoy probando algo nuevo, así que ten paciencia conmigo, acompáñame y deja un comentario con tus pensamientos, positivos o no.

El bagaje histórico del QWERTY

Para entender por qué no utilizamos teclados alfabéticos, tenemos que remontarnos a la década de 1870, cuando Christopher Latham Sholes creó el diseño QWERTY. Contrariamente a la creencia popular, el QWERTY no se diseñó para ralentizar a los mecanógrafos con el fin de evitar atascos mecánicos; en realidad, ése es un mito persistente que se niega a morir.

La historia real tiene más matices. Sholes se enfrentaba a los primeros mecanismos de las máquinas de escribir, en los que las barras tipográficas metálicas podían chocar y atascarse si se pulsaban teclas adyacentes en rápida sucesión. Su solución fue ingeniosa: analizó la frecuencia de las letras en inglés y colocó estratégicamente las de uso común para minimizar estos conflictos mecánicos. Distribuyó la carga de trabajo entre las manos y colocó las letras de uso frecuente donde fuera más fácil pulsarlas.

Aquí es donde se pone interesante: la disposición QWERTY se diseñó en realidad para acelerar mecanografía, no ralentizarla. Sholes quería crear la primera disposición de teclado que fuera realmente práctica para el uso profesional, yendo más allá de las simples disposiciones alfabéticas que utilizaban las primeras máquinas de escribir de demostración.

Por qué los teclados ABCDE son realmente terribles

Ahora podrías pensar: "Seguro que el orden alfabético sería más intuitivo". Bueno, aquí es donde las cosas se vuelven contraintuitivas. Algunos entusiastas de los teclados pasaron la disposición ABCDE por un moderno software de análisis, y los resultados fueron bastante sorprendentes.

En una disposición alfabética, tu pobre meñique izquierdo -el dedo más débil para la mayoría de la gente- se encargaría de la friolera de 16,43% de la carga de trabajo de mecanografía. Compáralo con el más razonable 7,94% del QWERTY. Tu meñique derecho también sufriría, con 7,73% frente a los 3,34% del QWERTY. Es una receta para la fatiga de los dedos y las lesiones por esfuerzo repetitivo.

Pero la cosa empeora. ¿Recuerdas que la T y la A son la segunda y la tercera letras más comunes en inglés? En una disposición ABCDE, ambas serían tecleadas por tu meñique izquierdo, colocado a la máxima distancia posible el uno del otro. Intenta teclear rápidamente "QZQZQZQZ" y te harás una idea de lo dolorosas que serían las palabras comunes en inglés.

La pesadilla ergonómica no acaba ahí. Toma la letra T -la segunda letra más frecuente en inglés- e imagina tener que alcanzarla con tu dedo más débil en la fila inferior (donde se sitúa la Z en el QWERTY). Tus manos pedirían clemencia a los pocos párrafos.

La psicología de la familiaridad y la memoria muscular

Aquí es donde entra en juego la psicología humana. Llevo décadas escribiendo al tacto en teclados QWERTY y, como millones de personas, puedo escribir sin mirar las teclas. Mis dedos saben exactamente dónde está cada letra, creando lo que parece una conexión directa entre mis pensamientos y la pantalla.

La memoria muscular es increíblemente poderosa. A veces siento que puedo escribir literalmente al tacto mientras veo la tele, casi siempre sin mirar la pantalla mientras escribo. Incluso puedo darme cuenta de los errores y corregirlos con el tacto, porque las pulsaciones incorrectas se sienten mal.

Pedir a los mecanógrafos del mundo que abandonen esta memoria muscular profundamente arraigada por un sistema teóricamente mejor es como pedir a todo el mundo que conduzca por el lado contrario de la carretera, pero 10 veces más difícil. Los costes de transición son enormes, y los beneficios tendrían que ser absolutamente revolucionarios para justificar las molestias. Y ése no es el caso.

Los efectos de red y la inercia institucional

El diseño QWERTY se beneficia de lo que los economistas llaman "efectos de red": cuanta más gente lo utilice, más valioso será para todos. Todos los fabricantes de teclados, todos los profesores de mecanografía, todos los oficinistas y todos los programadores informáticos operan dentro de esta norma compartida.

Imagina que tu empresa decidiera cambiar mañana a los teclados alfabéticos. De repente, no podrías utilizar eficazmente los ordenadores de tus compañeros, los terminales públicos se convertirían en obstáculos frustrantes y cualquier trabajador temporal tendría dificultades con tus sistemas. La naturaleza interconectada de nuestro mundo digital hace que los cambios individuales sean increíblemente costosos.

Las instituciones educativas han construido todo su plan de estudios de mecanografía en torno al QWERTY. Las empresas han invertido millones en formar a sus empleados. Las interfaces de software asumen que los atajos QWERTY (como Ctrl+C son fácilmente accesibles). Todo el ecosistema está optimizado en torno a este estándar de 150 años de antigüedad.

Trazados alternativos: el camino no tomado

Lo fascinante es que tenemos alternativas científicamente diseñadas que avergüenzan al QWERTY. La disposición Dvorak, creada en la década de 1930, coloca las letras inglesas más comunes en la fila central, debajo de tus dedos más fuertes. Colemak ofrece un enfoque más moderno que minimiza el movimiento de los dedos al tiempo que mantiene cierta familiaridad con el QWERTY para los atajos.

Estos diseños tienen apasionados defensores que juran por su ergonomía y eficacia superiores. Algunos afirman que se escriben más de 120 palabras por minuto con menos esfuerzo de los dedos. Sin embargo, siguen siendo curiosidades de nicho, utilizadas tal vez por una fracción del porcentaje de la población mecanógrafa.

¿Por qué? Porque las ventajas, aunque reales, no son lo bastante espectaculares como para superar los costes del cambio. Los estudios han demostrado que, aunque los diseños alternativos pueden ofrecer ventajas, el QWERTY es "suficientemente bueno", lo suficientemente cercano al óptimo como para que la mejora no justifique el trastorno masivo que supone el cambio.

No me malinterpretes, hay muchos otros diseños semipopulares como AZERTY, QWERTZ, adaptados de QWERTY para servir a los hablantes de francés y alemán, pero siguen siendo QWERTY en esencia. Y no, estas extrañas distribuciones de teclado no van a sustituir al rey a corto plazo.

La revolución de los smartphones y las oportunidades perdidas

Cuando surgieron los smartphones, tuvimos una oportunidad de oro para replantearnos la disposición de los teclados. Los primeros teléfonos con teclados físicos se aferraron al QWERTY, pero el auge de las pantallas táctiles podría haber sido nuestra oportunidad de empezar de cero.

Desgraciadamente, los desarrolladores de teclados virtuales se enfrentaron a una decisión crucial: hacer la escritura familiar para los usuarios de ordenador existentes u optimizarla para la entrada táctil. Eligieron la familiaridad, y ahora el QWERTY domina también nuestros ordenadores de bolsillo.

Algunas aplicaciones nicho sí utilizan disposiciones alfabéticas, como los mandos a distancia de TV T9 para introducir texto, los antiguos teléfonos dubm o ciertas interfaces de accesibilidad. Pero suelen ser de uso ocasional, no el tecleo intensivo que se beneficiaría de la optimización.

El mito de la obsolescencia

Aquí es donde la conversación se matiza. Aunque las limitaciones mecánicas originales que dieron forma al QWERTY están obsoletas, muchos de sus principios de diseño siguen siendo relevantes. La distribución del trabajo entre las manos, la colocación de las letras comunes en lugares accesibles y la separación de las letras frecuentemente emparejadas siguen siendo importantes para la ergonomía y la eficacia de la mecanografía.

La investigación moderna ha demostrado que el QWERTY, a pesar de su antigüedad, está bastante bien diseñado. No es perfecto, pero se acerca sorprendentemente al óptimo para la mecanografía en inglés. La idea de que se diseñó deliberadamente para ralentizar a los mecanógrafos no sólo es errónea, sino que va al revés. Sholes intentaba crear el diseño práctico más rápido posible con las limitaciones a las que se enfrentaba.

Encuentros reales con teclados alfabéticos

Algunas personas se encuentran con teclados alfabéticos en su vida cotidiana. Algunos mencionan la frustración de utilizar diseños ABC en máquinas de pago de aparcamientos: "Los encuentro sorprendentemente difíciles de usar... Puedo escribir muy rápido en un teclado QWERTY, pero cazo y picoteo dolorosamente despacio en los alfabéticos".

Esta experiencia pone de relieve un punto crucial: incluso para tareas sencillas, la falta de familiaridad de los diseños alfabéticos puede resultar chocante para las personas entrenadas en QWERTY. La carga cognitiva de buscar visualmente las letras en orden alfabético, irónicamente, puede ser mayor que la de recordar las posiciones aprendidas de las teclas QWERTY.

El futuro de la distribución del teclado

Entonces, ¿dónde nos deja esto? ¿Estamos condenados a seguir con una norma de hace 150 años para siempre? No necesariamente. El auge del reconocimiento de voz, la introducción de texto mediante gestos y la predicción de texto mediante inteligencia artificial podrían hacer que los teclados físicos perdieran relevancia.

Pero en un futuro previsible, el dominio del QWERTY parece asegurado. Los costes del cambio son sencillamente demasiado altos (monetarios y cognitivos), y los beneficios demasiado marginales, para que cualquier alternativa consiga una adopción generalizada. Incluso los diseños superiores, como Dvorak o Colemak, siguen siendo curiosidades para entusiastas más que soluciones convencionales.

Lo interesante es que estamos viendo innovaciones en otras áreas: formas de teclado ergonómicas, disposiciones programables y teclados especializados para juegos o codificación. Puede que el futuro no consista en cambiar la disposición de las letras, sino en adaptar el teclado físico para que se adapte mejor a nuestras manos y tareas.

El veredicto sobre los teclados ABCDE

Es hora de sacar conclusiones. La respuesta a "¿por qué no teclados ABCDE?" es clara: en realidad empeorarían la mecanografía, no la mejorarían. El orden alfabético que parece lógico para aprender las letras no se traduce en un movimiento eficaz de los dedos ni en una mecanografía ergonómica.

El QWERTY, a pesar de sus defectos y sus orígenes anticuados, representa una solución notablemente exitosa al complejo problema de asignar el lenguaje a las manos humanas. No es perfecto, pero ha demostrado su eficacia a lo largo de casi 150 años de evolución y adaptación.

La verdadera lección no tiene nada que ver con los teclados, sino con cómo se afianzan los estándares tecnológicos, cómo los costes de cambio pueden preservar soluciones subóptimas y cómo las mejoras "obvias" a menudo tienen inconvenientes ocultos que sólo se ponen de manifiesto si se examinan con detenimiento.

Conclusión: adoptar normas imperfectas

La historia de los teclados QWERTY frente a los ABCDE es, en última instancia, una historia sobre los sistemas humanos, no sólo sobre la tecnología. Vivimos con normas imperfectas porque la perfección no siempre vale el coste del cambio. A veces "suficientemente bueno" es realmente suficientemente bueno, sobre todo cuando millones de personas han construido sus habilidades en torno a esa norma.

La próxima vez que te sientes ante tu teclado, tómate un momento para apreciar la compleja historia que hay bajo la punta de tus dedos. Estás utilizando un diseño que surgió de las limitaciones mecánicas del siglo XIX, sobrevivió a la transición a la electrónica y sigue evolucionando en nuestra era digital.

¿Qué opinas tú? ¿Has probado alguna vez distribuciones de teclado alternativas, o tienes fuertes sentimientos sobre la tiranía del QWERTY? Me encantaría conocer tus experiencias al escribir y saber si crees que algún día veremos un cambio importante en los estándares de los teclados.

Personalmente, me quedo con mi querido Teclado QWERTY TKL (80%) que he reseñado aquí. Para mí sigue siendo el teclado definitivo, con un poco de ayuda del teclado numérico inalámbrico He añadido a la izquierda, para que mi mano derecha esté más cerca del ratón. Como ves, todo es cuestión de ergonomía.

Avatar para Ionuț-Alexandru Popa
Soy escritor y redactor jefe en BinaryFork. Me apasionan la tecnología, la ciencia, la exploración espacial y el cine. Empecé a escribir sobre tecnología hace más de 20 años, tras licenciarme en Informática.
¿Quieres trabajar más inteligentemente, no más duro? Únete GRATIS a nuestro Boletín
Aprende trucos que puedes utilizar a diario para ahorrar tiempo. También recibirás un PDF con los atajos de teclado esenciales de Windows 11.
¡APÚNTAME!
Queremos oír lo que tienes que decir:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Nuestros lectores aprecian los debates acalorados, siempre que sean educados, por lo que te piden respeto, aunque no estés totalmente de acuerdo con ellos. Muchas gracias.

El contenido escrito de nuestro sitio web está disponible gratuitamente gracias a los anuncios que mostramos. Por favor, apoya nuestros esfuerzos y desactiva tu AdBlocker cuando visites nuestro sitio. Muchas gracias.
Únete a nuestro Boletín GRATUITO y aprende trucos informáticos que puedes utilizar para hacer las cosas más rápido
Cada suscriptor recibe un PDF con los atajos de teclado esenciales de Windows 11.
¡QUIERO UNIRME!